CAPÍTULO 1
3 de enero , un día oscuro y lluvioso. Pero la lluvia no es limpia - pensó Mía - sino un líquido que cubre todo de un fango oscuro y pinta la ciudad de color gris como el cielo. Esa misma mañana, Mía se había despertado aturdida. Miles de pensamientos se agolpaban en su mente. Apenas había dormido durante la noche; una pesadilla frenética le había dejado la boca seca y un fuerte dolor cabeza. Se levantó con el sueño todavía arañando su cara y se dirigió al baño. Contempló su rostro en el espejo, su tez pálida revelaba la falta de ejercicio al aire libre, junto con una angustia indescriptible. Abrió el grifo, que escupía un líquido viscoso, color óxido.
Otra vez -dijo- si seguimos así... Un estruendo interrumpió sus reflexiones. ¿Qué habría sido eso? ¿Otra explosión, otro derrumbamiento? Estaba harta. Su ciudad, Alejandría, se moría a pasos agigantados.
Como muchas mañanas, Laia se dirigió a casa de Mía para despejar un poco la mente y charlar con ella y su pareja. Los tres tenían muy mal aspecto y se les veía apenados, ya que pensaban que unas personas normales como ellos, no podrían hacer nada para solucionar todos los problemas de deterioro del medio ambiente. Si seguían así, pronto se quedarían sin alimentos.
Mia y Laia salieron de casa a buscar provisiones, mientras continuaban su conversación por el camino. La pareja de Mia, David, se quedó en casa mirando las noticias.
-Es increíble, con lo bonita que era esta ciudad, mira cómo ha quedado - dijo Mía, sentándose en un banco del parque.
-Es muy triste verla así, las casas derrumbadas, las calles desiertas, los edificios abandonados y descuidados… - dijo Laia con lágrimas en los ojos. Mía ¿te acuerdas cuando nos conocimos? ¡Qué bien lo pasábamos! Cuando estábamos juntas en este mismo parque, e íbamos a casa de mi abuela a jugar y a que nos invitara a merendar.
-Sí, me acuerdo, aquellas tardes nunca las olvidaré-dijo Mía.
-Pero no nos lamentemos más, lo que tenemos que hacer es empezar a movernos, a investigar, a lo mejor está en nuestras manos mejorar esta situación- sugirió Laia.
No eran los únicos que pensaban eso, en las afueras de Alejandría se encontraban dos hermanos: el mayor era un apasionado de la ciencia, se llamaba Cronox y el menor, se llamaba Benjamín, un canalla y manitas, capaz de hacer explotar cualquier cosa. Cronox, al ser el científico de la familia, se dedicaba a recoger muestras diferentes para analizarlas y comprobar qué era lo que estaba ocurriendo ; descubrió que los fenómenos que se estaban produciendo se debían a la falta de recursos energéticos y afirmó que a la Tierra le quedaba poco tiempo si la situación continuaba así.
Cronox decidió que tenían que hacer algo pero... ¿qué? Mientras tanto, Benjamín miraba apenado por la ventana pensando《¿Qué vamos a hacer ahora?, no podemos seguir así.》Terminó sus reflexiones y se dirigió hacia su hermano mayor para decirle que no podían esperar más tiempo, que la tierra se moría y que ellos no podían quedarse con los brazos cruzados.
-Pero...¿ qué podemos hacer? - dijo Cronox, algo sorprendido por la actitud decidida de su hermano menor.
-Podríamos trasladarnos a El Cairo, es la ciudad más afectada y seguro que allí, si realizamos una minuciosa investigación, podremos encontrar una solución - dijo Benjamin, dispuesto a hacer cualquier cosa para salvar el planeta.
-Creo que es muy buena idea, pero primero tendremos que preparar todo lo que vamos a necesitar ya que, probablemente, tengamos que estar mucho tiempo si queremos sacar algo en claro -manifestó Cronox.
Salieron a la calle, tenían mucho que hacer. Cronox y Benjamín querían colaborar con las personas más necesitadas, ya que ellos tenían recursos suficientes. Mientras caminaban pensando en posibles soluciones, observaron a dos chicas morenas sentadas en un banco, con la mirada triste .Sin pensarlo dos veces se acercaron a ver qué les ocurría.
Mía y Laia se sorprendieron al verlos. Pero pronto iniciaron una conversación. Ellas explicaron la causa de su tristeza y ellos, al escucharlas y comprobar que a todos les preocupaba lo mismo, les manifestaron sus intenciones y les preguntaron si querían acompañarlos en el viaje a El Cairo. Laia les dijo que estaba totalmente de acuerdo, que ella pensaba también que debían hacer algo y que lo que ellos proponían les parecía genial. Mía, los miró con cara sorprendida y una sonrisa apareció en su rostro. Sí , era una buena idea. Sin pensárselo dos veces, Mía los invitó a su casa, tendrían que organizarse y ver cómo iban a solucionar los problemas.
Al llegar a casa , Mia les presentó a David , le contó el encuentro y lo que habían decidido, a este le pareció estupenda la idea que le proponían. Mientras cenaban, hablaron sin parar de todo lo que podían hacer. Cuando estaba anocheciendo se sentaron en la terraza a contemplarr las estrellas.
-Deberíamos pensar en un nombre para nuestro equipo -dijo Benjamín.
- ¡Sí, es verdad!
Todos se pusieron a pensar pero a ninguno se le ocurría un nombre apropiado hasta que Cronox exclamó:
-¡ARGOS! -dijo Cronox.
-¡Me parece muy apropiado! ¿Y cómo se te ha ocurrido?- dijo Mía.
-Mirando las estrellas. Esa constelación se llama Argos y pienso que puede ser un buen nombre -dijo Cronox.
A todos les gustó mucho la denominación.
A la mañana siguiente, Cronox pensó que sería buena idea contactar con un antiguo amigo, un excelente investigador que les podría ayudar mucho. Cronox habló a los demás sobre su amigo. Todos pensaron que sería buena idea, pero el problema estaba en que no sabía dónde estaba, ya que llevaban mucho tiempo sin verse.
Cronox recordó que la última carta que le había escrito procedía, precisamente, de El Cairo. Allí tenían que dirigirse.
Todos asintieron convencidos. Desde ese momento comenzaría la lucha por salvar el planeta.
Tardaron varios días en reunir el material necesario y preparar las maletas. Una vez preparados, iniciaron su viaje a la capital de Egipto.
Al llegar allí, observaron que todo estaba destruido. La ciudad estaba casi desierta, solo algunas casas estaban habitadas por personas mayores y algunos jóvenes. Todos se quedaron asombrados de la situación tan desagradable que estaban viviendo los ciudadanos de aquella ciudad. Enseguida se pusieron a trabajar, recogieron muestras del agua contaminada para poder analizarla, pero antes de continuar fueron a localizar a su amigo científico.